Incontinencia
La incontinencia afecta a personas de diferentes edades y sus causas son múltiples. Padecer incontinencia es incómodo y, a veces, traumático aceptar su existencia, especialmente para personas con una vida social activa. Este problema puede generar aislamiento por temor a situaciones embarazosas si no se encuentra una solución adecuada.
Podemos clasificar la incontinencia de la siguiente manera:
Leve:Pequeñas pérdidas que se producen ante esfuerzos cotidianos, como toser, saltar, estornudar o levantar peso.
Moderada:Pérdidas más abundantes que las leves. Requiere protección continua y puede suceder tanto ante un esfuerzo como de forma involuntaria.
Severa o total: Aquí se distinguen dos grupos: personas que pueden deambular y personas en reposo.
Existen apósitos, ropa interior descartable y pañales para contener cualquiera de las incontinencias mencionadas. Siempre es fundamental tener en cuenta la opinión de quien será el usuario de estos productos, ya que la adaptación debe ser progresiva. Esto es importante tanto para que la persona acepte la situación que está enfrentando como para que el uso del producto no resulte incómodo.
Cuando sea posible, es clave respetar la autonomía de la persona, por mínima que sea, y evitar crear una dependencia de un asistente, salvo que sea absolutamente necesario o que el paciente tenga una disminución en su voluntad. Generalmente, el uso de pañales requiere la ayuda de alguien más, por lo que es recomendable comenzar probando productos alternativos con los que la persona pueda desenvolverse de manera independiente.
Cada caso debe ser considerado de manera particular, y nuestro trabajo es orientarlo en esa elección.